Besos en tu falda...

Bienvenidos a un blog en el cual si os gusta fantasear eróticamente o ponográficamente estáis en todo vuestro derecho, puesto que nosotras, desde la sensibilidad y la excitación de una mujer escribimos y creamos.

Esperemos que os guste y que disfrutéis soñando.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Problemas en mi cabeza y dos ángeles entre mis piernas

Eran las 2 de la madrugada de un viernes cualquiera de ese caluroso y vacio mes de agosto en una ciudad como es Madrid. Estaba sentado en la barra de aquel garito donde la música y el buen ambientillo pasaban desapercibido tras mis espaldas. A mí no me importaba nada, solo estaba enfrascado en mis pensamientos. Ya podría sonar el mejor temazo del mundo, que allí estaba yo, dándole vueltas a los hielos de mi ron con coca-cola. Los pensamientos en mi cabeza giraban igual que los hielos en esa copa: pesada y entrecortadamente. Aún me seguía preguntando a mí mismo por qué cojones se me habría ocurrido pedirle matrimonio a esa monada que tenía por novia desde hace tres meses. Joder, Leticia…eras estabilidad para mí…soñaba que juntos sería todo perfecto…para siempre…

¿Qué cojones? Si estuviese en su lugar también hubiese respondido que no, pero… ¿Lo de cortar la relación a que vino? La había cagado, pero de ahí a cortar con todo…

Mientras seguía rayándome sobre mi recientísima situación sentimental, una morenaza de infarto se posicionó a mi lado en la barra. –“Un vodka con naranja, por favor”- pidió con voz de súplica y sensualidad. La miré como quién mira a una diosa… ¡Qué pechos, qué caderas, qué piernas más largas!.. Y ella me devolvió la mirada; azul, penetrante, terriblemente sexy…

-Hola, ¿nos conocemos? –Juré que si volvía a ver esos jugosos labios dirigirse a mí, me lanzaría a comérselos sin ningún tipo de consideración. –No-, conteste con una voz pastosa, debido al calor que me estaba causando esa situación y el dolor que me provocaba la erección dentro de mi pantalón.

-Bueno, eso tiene arreglo… Me llamo Lola, y estoy aquí con mi amiga… ¡Clara, ven!- Al momento apareció una castaña de ojos marrones, con unas curvas sinuosas como caderas, y unos pechos pequeños pero bien posicionados. Las dos en conjunto parecían sacadas de una clase de universidad: muy monas, con caritas de niñas pero cuerpos de escándalo, muy bien vestidas, jovencitas de entre 20 y 25 años… Sé que un caballero como yo, con 30 años recién cumplidos, no debería decirlo, pero las tías como ellas me ponían a mil… tal sería la imagen que olvidé de inmediato la negativa que Leticia me hizo tres horas antes…

-Somos nuevas en la ciudad, y estamos buscando experiencias nuevas- Contestó la castaña con una mirada de lujuria acercándose a mi oído - ¿Nos ayudas?-

-Claro, como no…- Desde ese momento todo empezó a acelerarse: copa tras copa, los tres bebíamos, hablábamos, decíamos picardías… En esos momentos, la verdad, les agradecía que me estuviesen ayudando a pasar por ese bache de mi vida sin ellas proponérselo, pero no seria lo único que tendría que agradecer…

Pasaba el tiempo, y llego la hora de cerrar el bar. “Sigamos en nuestra casa, esta amistad solo está comenzando” escuche de una de sus bocas (el ron no me deja recordar de cuál de las dos). Subimos a un pisito ubicado cerca del bar, a dos o tres calles. Era pequeño y acogedor, pero contaba con una cama enorme y espaciosa de matrimonio. Bastantes copas después, la morenaza llamada Lola habló:

-Seamos sinceros, tengo ganas de follar. Tengo ganas de ser jodidamente mala y sucia…- Dirigió una mirada pícara a Clara y después me miraron las dos a la vez. Sin comerlo ni beberlo me encontraba a punto de realizar una de las fantasías eróticas más deseadas por cualquier hombre: me iba a tirar a dos pipiolas yo solito… “Soy un jodido crack” pensé para mis adentros… pero mi lengua decidió actuar con esa caballerosidad con la que mi padre me crió…

-Señoritas, creo que el alcohol está hablando por vosotras… No creo que os guste hacer lo que proponéis, y más conmigo, un desconocido que habéis conocido esta noche…Siento arruinaros la fiesta, pero…-

No me dejaron acabar la frase, ya se encontraban a la altura de mi paquete, dispuestas a degustar por turnos mis 19 cm de virilidad… Y como engullían las muy cerdas… Comían y comían hasta el fondo, primero lentamente y cada vez más y más rápido, hasta que no pude aguantar...

-Mmm… nos has puesto perdidas de leche…- Escuche como a lo lejos a una Lola totalmente poseída por la lujuria… - Es el momento de ponerte los dientes largos….-

Dicho y hecho: Lola y Carla empezaron a besarse con pasión, desenfreno, a quitarse esas faldas ajustadas que parecen cinturones y esas braguitas tan mojadas y calientes como lo estaba yo. La mano de Carla bajó por la cintura de Lola hasta colarse en su interior y moverse con rapidez… ¡Qué gemidos! Sentado desde el sofá no podía sino pedir a gritos que alguna se subiese ya encima mía.

La primera fue Carla. Al penetrarla sentía como una oleada de frescor mezclada con su perfume de vainilla. Se movía grácilmente y con energía. Sus gemiditos no hacían más que ponerme más cachondo si se podía. Era como follarse a una virgen. Qué placer… Mientras, Lola se dedicaba a coger mi mano derecha y meterla en su más profunda intimidad… dios, que calorcito y comodidad pude sentir en mis dedos… los movía al mismo ritmo que Carla botaba en mi pelvis… Se convirtió en una danza loca y pasional en la que los tres gemíamos, nos extasiábamos.

No sé en qué momento pasó, pero el cabalgueo energético de Carla dio paso al culito respingón de una experimentada Lola. La cogí por la cintura y empecé a atraerla hacia mi pelvis con toques secos y profundos, acompañados por grititos y un vaivén de todo su cuerpo… No me lo podía creer…jamás había echado unos polvos tan buenos como lo estaba haciendo en ese momento… Mientras seguía entrando con fuerza en Lola, noté una lengua húmeda pasearse entre aquello que salía y entraba en ese cuerpo de infarto… Carla estaba disfrutando a su manera…. El calor, la humedad, la intensidad… todo se unió para dar paso a dos orgasmos que llegaron como un torrente… Acabé extasiado y cansado por todo el ejercicio que había hecho en tan poco tiempo. Pero volvería a repetir, no sabéis cuantísimo placer… Caí dormido en esa cama entre esos dos pecados que eran esos cuerpos…

La noche acabó como acaban todas, dando paso al amanecer entre los medianos edificios de Madrid. Me vestí y salí de ese pisito céntrico, dejando a esas dos desconocidas joyas para el porno, dormidas y desnudas en esa cama de matrimonio que anteriormente se había convertido en un circo romano. Respiré el frescor mañanero con una sonrisa en los labios mientras me deponía a mirar por primera vez en toda la noche la pantalla de mi móvil. 17 llamadas perdidas y un SMS de parte de Leticia: “Lo siento amor, lo he pensado y si que quiero casarme contigo. Espero que todavía sigas queriendo hacerlo. Vuelve pronto, por favor. Te quiero.” Mi sonrisa se convirtió en una carcajada; mientras metía el móvil en mi bolsillo y colocaba la chaqueta de mi traje en mi hombro, en mi cabeza solo podía repetirse una frase:

“¡¡Gracias Dios por ayudarme a esquivar esa bala!!”.

Veronica...


Verónica era una chica bastante atractiva. Su melena era de color negro azabache y larga; le llegaba un poco más abajo de la cintura. Sus piernas, al igual que su pelo, eran también muy largas, de esas piernas en las que estás encantado de perderte en ellas. Su piel era muy blanca, muchísimo, pero no un blanco enfermizo, sino un blanco vampiresco.

La conocí de compras, en una tienda bastante concurrida ( no voy a hacer publicidad, si me pagaran todavía ). El caso es que ella estaba mirando camisetas básicas de colores. Aquel día llevaba unos shorts vaqueros, puesto que hacia un calor infernal, y una camiseta corta blanca con un bonito estampado. En sus pies portaba unas cuñas negras que le hacían muchísimo más esbelta. Me acerqué a su lado. Era un poco estúpido ya que yo no me iba a comprar ropa de mujer, pero bueno, me acerqué. La miré de arriba abajo, recorriendo cada curva de su maravilloso cuerpo. Sus pechos sobresalían de su figura y siguiendo esa curva, se dibujaba un vientre plano, en el cual mi lengua quería jugar. Ella notó como la observaba, con ganas, con lujuria. Sonrió, y me hizo un gesto para que le acompañara a los probadores.

Se ve que a Verónica le ponía ese jueguecito de intercambiar roles así que me dijo que me hiciera pasar por su novio para así poder pasar con ella dentro. Yo acepte, a mi también me parecía interesante la idea. Entre con ella. Mientras tanto ella me enseñaba como le quedaba la ropa y yo pensando: "Si lo que quiero es quitarsela". Yo iba asintiendo y sonriendola, diciéndola que todo le sentaba de maravilla (¿Qué buen novio soy, verdad?). Miré a mi izquierda, donde se encontraba la chica que cuidaba los probadores. Cuando la vi despistada, aproveché y me metí con Verónica en el probador. La empotré contra el cristal y empece a besar su cuello, mientras que con mis manos recorría todo su cuerpo. Ella bajo sus manos por mi vientre y comenzó a acariciar mi miembro, que ya comenzaba a ponerse contento, por encima de los pantalones. Una vez ya calientes, empecé a quitarle los pantalones. Me agache y acaricié su entrepierna que ya estaba bastante húmeda, y la lamí por encima de sus braguitas, que eran bastante sexys.

Y en fin, que deciros, Verónica era fogosa, ardiente, traviesa, juguetona...Pero no fue de mis mejores polvos, pero evidentemente, lo disfrute muchísimo, porque el juego de roles ya me había excitado bastante. Terminamos aquella apasionada velada y cada uno siguió sus caminos.

FIN.

Vaya, ¿no pensareis que todo esto acaba con un simple, verdad? Igual si, porque no se que tipo de reflexión puede sacar uno de tener sexo esporádico cuando le apetece. Simplemente os digo que es bueno disfrutar del sexo sin compromiso; es divertido, es lujurioso, es sucio, es excitante, pero siempre es vacio. He replanteado buscarme una pareja, tener hijos, un perro...Vamos, una vida muy típica...¡No! En realidad, no. Sólo te digo: disfruta de tu cuerpo, es sólo tuyo. Y nadie tiene derecho a decir cómo o no tienes que vivir tu vida. Para ser feliz intenta siempre hacer lo que te gusta y cuando el cuerpo te lo pida. Sino lo haces así, acabaras sintiendote un fracasado o no vivirás en paz contigo mismo. En definitiva: el sexo es vida, señores.

martes, 27 de septiembre de 2011

Giorgina...


Cuando me levanté aquella mañana, entraba muchísima luz por la ventana y sentía un cálido roce cerca de mis piernas. Abrí los dos ojos despacio y mire al frente. Me encontré un vientre plano, con una ligera curva perfecta y en el ombligo un piercing. Seguí bajando mi vista y en los laterales superiores de la pelvis, en ambos, se dibujaban unos hermosos tatuajes en forma de rosa con espinos. Levanté mi mirada y vi unos hermosos pechos redondos, voluminosos, de pezón pequeño y sobre ellos dos alas de ángel tatuadas. Seguí mirando hacia arriba y mis ojos vieron una preciosa cara de niña angelical, pero en sus ojos y en su boca se esbozaba una sonrisa picara y tentadora.

Nunca, en todo lo que llevo de vida y acostándome con mujeres, me habían susurrado un "buenos días" tan dulce y tierno como aquel. En ese mismo momento en el cual me dedicaba ese susurro, acaricié sus costados despacio, y la giré para yo quedar encima de ella. La comencé a besar despacio con una mano en su pecho mientras mis dedos jugaban con su pezón. Baje a por su cuello; era esbelto, sedoso, muy sexy. Lo mordisqueaba, lo lamía, dejaba que mi aliento se perdiera en él. Ella se reía traviesa, mientras jugaban sus uñas por mi espalda. La volví a besar y me levanté. Ella, como es lógico, me miró extrañada y yo simplemente, la dediqué mi mejor sonrisa y me dirigí a la ducha. Y muchos pensaréis: ¿Eres idiota, Derek? Pero no, amigos, no lo soy. Sólo que no me apetecía hacer el coito de nuevo de buena mañana. Y seguiréis pensando: ¿Eres idiota, Derek? Llamarme lo que queráis, pero después de leer unas cuantas de mis historias veréis que al que le gusta llevar las riendas de las cosas es a mi, no dejo que ellas acaben seducíendome o enamorándome. Y casi que Giorgina lo hizo.

¿Cómo era Giorgina? Era una chica recatada, de aquellas de las que tanto gustan. De aquellas que son modosas, pero luego en la cama...en fin, son una delicia. Iba tatuada, ya lo he dicho antes, y sus tatuajes estaban en zonas que sólo podían ver y lamer los más afortunados. Me ponían muchísimo sus dos rosas y sus alas de ángel (aunque de angelito lo que yo). A mi parecer tenia un cuerpo agresivo, pero muy sexy y ella también lo era. Estuvo toda la noche encima de mi, cabalgándome y señores, espero que penséis como yo, pero ese es el grandioso polvo en donde ella esta encima tuya y tu observas como goza sin tu hacer nada, viendo como se balancean y mueven sus pechos. Observando su cara de excitación, como se acaricia, como juega con ella misma, como si tu no estuvieras, pero estás, que es lo mejor.

Así fue mi noche con Giorgina: intensa, dura, salvaje, estimulante...perfecta. Me enamoró su manera tan fina de comportarse tras esa camiseta blanca bien ceñida y unos vaqueros bajos que dejaban ver el inicio de sus dos rosas. Trabajaba en un bar de noche de esos en los que antes había mucho humo (ahora con esta dichosa ley). La vi y la entré, no pude evitar excitarme y sentir un cosquilleo en mi entrepierna al ver su cara y sus hermosos pechos. La esperé a que saliera de trabajar y sin más me llevo a su apartamento y allí, perdonarme la expresión (que chorradas digo) FOLLAMOS, sí, sí con mayúsculas: FOLLAMOS. ¡Qué placer! ¡Cómo me ponen las chicas que las matan callando! Tanto, que cuando me susurro buenos días por la mañana, quise morir porque no sólo me dio un cosquilleo en el pene, sino que también en la tripa, y llamarme cobarde, pero es que servidor le tiene miedo al amor. Por eso me levanté, me duché y cuando salí de la ducha la iba a besar, pero ella me rechazó el beso, yo la miré y la dije: "te quiero". Y me fui dejándola sin más.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Helga...


La historia de Helga es bastante curiosa. Os voy a contar: Yo, ya sabeís que soy relaciones publicas de una buena empresa. Por consiguiente, viajo mucho. Helga y yo vivimos en la misma ciudad, pero como el mundo es un jodido pañuelo nos tuvimos que encontrar en Alemania.

Helga, ya os dije que era una bonita chica de piel blanca, ojos azules, labios rosados, mejillas sonrosadas...La perfecta alemana aria. Sus padres, lo dije finamente antes, pero sus padres son unos nazis de mierda. Con lo cual, la niña han intentado educarla a la antigua usanza. Y ahora bien, ¿por qué creéis que se todo esto? Porque uno, aparte de ser relaciones públicas es un gran actor y un gran escucha...Bueno, lo de actor sí, lo del escucha...Mas bien, es que puse el oído en una conversación ajena.

Procedo a contaros el día que la vi: Yo estaba en un bonito café en aquella ciudad llamada Berlin. Ella estaba en una mesa que estaba justo al lado mia, o mejor dicho: su espalda estaba pegada a mi espalda. Se encontraba con una amiga y estaba contándole las maravillosas experiencias de Erasmus que había tenido: Alcohol, sexo...Con el sexo tiro para rato la tía...¡Se había pasado por los bajos a media facultad! Que sí Alberto, que si Raúl, que Jose, que si David, que si Edgar...¡Vaya con la represión! Es lo que tiene tener reprimida a una niña demasiado bonita como para no ser deseada y desear.
Siguió con su historia y yo, como no, quise que también me añadiera a su lista.

Cuando su amiga se fue al baño, yo me senté en su mesa. Me miro, la miré y la pregunte si en alguna de esas historias había practicado sexo sucio y explícito en un baño público. Ella con una sonrisa tímida, pero traviesa, me dio una respuesta negativa. Yo simplemente la mire y me levanté hacia el baño. Y podéis pensar: pero vamos a ver flipado, ¿tú que te piensas? ¿Qué cualquier chica puede estar a tu disposición cuando tu quieras y que va a ir al baño así sin más? Pues amigos míos, muchos son los llamados, pero pocos son los elegidos. Y a mi Dios ( o Ala, Buda...o Perico el de los Palotes ) me dio ese don de saber tener un lenguaje corporal esquisito para saber conquistar a una mujer simplemente con mirarla.

Sí, vino al baño...¿Queréis saber como fue, no? Fue muy sucio, muy lascivo, muy...guarro (como a mi me gusta). Nada más llegar, me metió en uno de esos baños individuales, me sentó en la taza del water y ella se puso encima. Comenzó a moverse con movimientos serpenteantes y circulares mientras yo manoseaba sus hermosos pechos. Eran blancos, con forma de lagrima, con un pezón adapatado a sus apetecibles pechos. Seguimos jugando a la provocación, ya que Helga era muy provocativa y juguetona...(Envidiarme..)Se lo hice de todas las maneras que se pueden hacer en 10 metros cuadrados (más o menos, supongo): sentada en el water, contra la pared...La quise practicar un bonito cunnilingus, pero ella prefirió darme placer a mi practicándome una perfecta y salibosa felación. Que técnico me he puesto de repente...En fin, terminamos satisfechos y sudorosos. Mientras ella se vestía yo la iba observando desde el water como si aquello fuera un gran sofá...Me terminé de vestir, me levanté y le pedí su número de télefono. Eso no queda ni habitual ni bien en mi, porque son casi siempre ellas las que quieren repetir, pero esta vez Helga...Helga cautivo mi entrepierna como ninguna mujer lo había hecho antes. Y mira, que he estado con muchas mujeres en mi vida (diría cientos, pero ya mi imagen es de demasiado narcisismo; no me molesta), pero Helga...Igual era el morbo de una niña alemana, la cual sus padres eran nazis y su hija les estaba saliendo una guarra descontrolada. ¡Uh, qué comentario! Así que me apetecía probarla bastantes veces y así es...De hecho, sigo quedando con ella para follármela.

lunes, 4 de abril de 2011

Monique


¿Os acordais de Monique? Vamos, la que era la anfitriona de las fiestas...Por algo lo digo. La verdad que la tía se monta unas fiestas...Y sí, como monta la tía.

Quizá esta historia os interese más que la de Janet, pero será mas breve, puesto que esto fue un polvo sin más. ¡Y qué polvo, amigo, qué polvo...!

La conocí en una discoteca de estas en donde va todo tipo de gente, de todas las edades, colores, pintas, etc...La vi subida en la tarima dándolo todo con su amiga; provocando al personal como solo saben hacer dos amigas borrachas con la libido alta. Tenía que aprovecharlo, ¿no?

Ya os he dicho que Monique era una chica morena, sencilla, pero tenia un bonito cuerpo. De estos cuerpo que no tienen mucha curva pero que tienen un vientre plano en donde apetece aterrizar todo tipo de líquidos. No penséis mal: me refiero a cosas dulces como nata, sirope, caramelo...

Bueno, lo que os decía. Ella estaba allí con su amiga, provocando y levantando tiendas de campaña en las entrepiernas de los susodichos que miraban boquiabiertos y salidos a aquellas dos muchachas. Sí, había dos, y mira que me gustan los trios, pero me gustan aquellos en los que las dos muchachas se besan, se retozan, se tocan, se chupan...Y no creo que ellas, por muy borrachas y cachondas que quisieran poner al personal, iban a hacer un espectáculo lésbico para mi. Así que, me decanté por la morena: Monique.

Cuando bajó de la tarima, me acerqué sútilmente a ella entre todo el mogollón de babosines, y cual león que quiere a su leona, me puse a hacer un ritual al mas puro estilo Reyes de la Sabana (un documental de la dos que me tragué para quedarme dormido).

Monique se dejo hacer muy bien: unos besitos en su cuello, también unas pasaditas de lengua por su pequeñas y suaves orejas, y unos no tan inocentes mordiscos en sus labios...Mmh...¡Qué bien sabía su boca! Sabía a un cubata dulce, algo así como Ponche Caballero con Cola.

Después del pertinente zorreo, porque siento decirlo, pero aquí la sencilla Monique era un poquito gata mala de esas que araña, muerde, lame y toca con intensidad. La lleve a un hostalcito del centro. No era mucho, pero para follar, viene bien cualquier sitio. Podía haberselo hecho en aquellos baños que olían a rata muerta, pero en fin, preferia oler el aroma de su dulce y fresca colonia mezclado con el humo y el alcohol de su pelo y ropa.

La lleve al hostal, y mientras subiamos, sus manos se colaban en zonas insospechadas. Se ve que ella no era tan inexperta como Janet. Llegamos al hotel, y la empujé contra la cama. Ella me miró satisfecha, entonces pensé: ¿Quizá le vayan los juegos de sumision? ¡Y tanto qué sí! La amordace, la puse como a todos los hombres nos gusta ponerlas, y se lo hice sin piedad, sin miramientos. Ella no paraba de gemir, de gritar, de arquear su delicado y suave cuerpo...Tenía un tatuaje en la ingle...Se lo podía haber borrado de ahí de tantas veces que pasé mi lengua ansioso.

En fin, quedamos totalmente satisfechos después de terminar haciendonos sexo oral mutuo...Ay Monique...Que traviesa eres...

Y bueno, con esta tal Monique sólo hubo esta noche de desenfreno. Tampoco quería más...En realidad, soy un romántico, y me gustan más las mujeres tiernas. Pero una vez al año, una mujer salvaje, no hace daño...

martes, 22 de marzo de 2011

¿Sueño o Deseo?

Sí, Paola era su nombre. Marco aún recordaba su nombre, su perfume, su mirada… Las fotografías que le sacó mientras ella dormía le ayudaban a recordar aquella tarde.

La conoció en el hall de aquel hotel francés. Se fijó en ella por su forma de vestir: sutil y elegante. Pensó que era francesa, porque una mujer así solo puede encontrarse allí.

Enfundada en ese vestido rojo de Channel, con ese perfume de sándalo embriagando toda la sala... Sus labios, rojos y brillantes, pronunciaban en un perfecto francés un gracias, señorita... a la recepcionista. Marco la siguió con su mirada y con sus deseos…’’Dios mío’’ pensó ‘’Es ese tipo de mujer que todo hombre quiere tener en su cama’’. Marco regresó a la realidad y miró su reloj. ‘’Mierda, llegaré tarde a la sesión’’.

Más tarde, en aquel estudio fotográfico de la importantísima Rue de Rivolí, Marco prepara el trípode de su Canon EOS-V1. Todo el estudio se encontraba decorado con cortinas y lámparas de tonos cálidos, con es cama en el centro de la habitación… ¿Qué tendría que fotografiar hoy? un anuncio de decoración, seguramente… o quizás uno de productos para mujeres… ¡puf!¡Qué Horror!. Desde muy pequeño le gustó la fotografía y, dedicarse a ello era un sueño. Pero su sueño era fotografiar cosas hermosas, bellas… no unas cuantas niñatas en bikini para un absurdo anuncio. Pero así es la vida… no todo iba a ser perfecto…

Entonces, apareció. Piel de chocolate con leche, dulce y sabrosa, se contoneaba por todo el estudio como una diosa caída del Olimpo. Sus ojos azules se posaron sobre Marco, teñidos por la picardía del momento y del lugar.

–‘’No sabía que los fotógrafos de esta revista fuerais así de guapos… Deberías sacarme otra cosa, aparte de fotografías…’’-

Y con estas palabras el corazón y el paquete de Marco se levantaron de golpe. Pam. Acción -Reacción.

Dejar la cámara en su trípode, olvidar el lugar donde se encontraba y arrancar la ropa a mordisco de Paola fue tarea fácil para Marco. La pasión era tal que no dejó hueco a los besos o caricias preliminares. Todo era lujuria en ese estudio. Todo eran movimientos pasionales iluminados por el flash repentino de cada fotografía allí tomada… Paola….cuantísimo deseo despertó en Marco… Sexo, desenfreno, pasión, lujuria, perversión… Y después, calma…sosiego…tranquilidad…

Después, tal como apareció, se marchó. No la volvió a ver más. Cada vez que Marco la recuerda, su sonrisa se tiñe de picardía... ''el mejor polvo de mi vida'' se dice a sí mismo... Sus piernas, su deseo, su cuerpo, su perfume… todo le envaucó, incluso su nombre… Paola… por tu culpa Marco nunca supo decir si aquel viaje fue por trabajo o por placer… pero lo peor de todo es que nunca sabrá si esta historia fue real o solo un mero sueño…

jueves, 10 de marzo de 2011

Golfa.

‘’Concreté
la fecha de mi muerte con Satán.
Le engañé
y ahora no hay quien me pare, ya los pies…’’
1

Entrar en este bar no fue tan mala idea…

Sus pensamientos pululan por el local como el humo de los porros que se están fumando allí, en esa esquina oscura…

Para esa noche se puso su camiseta negra de Extremoduro. Le encantaba la voz de Robe en su mente, a modo de voz en off, marcando la sintonía de su vida. Se sentía identificada con sus letras… ''Puta'', ''Golfa''… También sus letras le ayudaban en su día a día… ''Sucede'', ''Decidí''

Ese día se plantó su camiseta (recién cortada para pronunciar un escote de escándalo) y sus medias de encaje negras. No es el típico atuendo provocador de una femme fatale, pero eso a ella le daba igual. No buscaba seducir, simplemente buscaba sentir. Parecen dos conceptos parecidos, pero créeme, son totalmente distintos…

Entró y le buscó. Buscaba algún rastro de ese chaval lleno de piercing, tatuajes y cadenas que conoció hace meses en la facultad… Buscaba una conversación seguida de un revolcón de hola y adiós. Nada serio. Simplemente un polvo.

Le encontró. Allí, en la barra, bebiendo kalimotxo sin parar… Genial, borracho será más fácil. Se arregla un poco su larga melena negra y se acerca. Le mira y él la reconoce... y la besa. Quizás el alcohol, o quizás la música ensordecedora del local fue lo que provocó que se le resistiera tan poquito… Él le invita a salir de allí para fumar un pitillo y charlar…

¿Por qué será que todos estos locales de mala muerte se encuentran en algún callejón oscuro? Son ideales para intimar… Para acercarse… para desnudarse…

Joder, está más bueno de lo que ella se esperaba…

Una fuerza descontrolada, una pasión desbocada, se apodera de la situación. Y toca su torso, y se pone a tono… Y esa hebilla del pantalón, que cae si ofrecer oposición… Esa forma de morderme el cuello, de meterme de todo menos miedo… Y se excita, y se siente, y se encanta…

Mientras, suena en el local, sí; como si la observasen…suena su canción….

‘’Sola...
pensar que estaba sola y pensé:
¡joder! ¡Qué bien!
Nada
me para cuando empiezo a crecer
¡ahí voy, coger!
-¿Y por qué no sale sola?
-porque no le da la gana,
dice que si no se droga,
dice que no siente nada…’’2

Y entonces gimen, y se llegan, y se siguen llegando… Así es el sexo, ‘’hacer el amor’’ es una frase inventada, como el concepto del príncipe azul. Follar es otra cosa, es sudar, es gemir, es gritar, es un éxtasis…

1. ’’Jesucristo García’’ – Extremoduro.

2. ‘’Golfa’’ – Extremoduro.

Red Lips..


“Mujer felina, desinhibida…

Mujer con ganas, con rabia…”

Sale por la noche muerta de deseo… Un vestido negro de Channel, un perfume oloroso: J’ adore de Dior, unos zapatos finos, negros de charol, con una fantástica y llamativa suela en rojo…Les chaussures de la séduction…Su labial preferido en los labios: Russian Red.

La noche estaba cargada de luces en la Gran Vía: coches, gente, movimiento, ruido, alboroto… Es la calle de Madrid que nunca duerme. Es esa calle que huele a mujer, en sí, la Gran Vía es una poderosa, alta y esbelta mujer. Así era ella, como aquella infinita calle.

Anda sola, con paso firme. Sus piernas eran largas, blancas. Su pelo oleado, rubio cobrizo. Sus ojos azules ambarinos. Sus labios…¡Ay sus labios! Eran carnosos, sensuales, rosados, pero hoy estaban teñidos de un rojo apasionado.

¿Qué buscaba esta mujer misteriosa? ¿Una noche de amor de desenfrenado? Su mente se ríe al ver que piensa en la palabra <<amor>>. Ella no quiere amor, ella quiere pasión, sabanas enredadas en sus muñecas, en su boca, en su cuerpo. Una cama blanca, impoluta, pura, para que la imaginación vuele. Y esa cama de sabanas sedosas y blanca que habita en su imaginación, se convierta de color rojo: el color de la pasión; de color fuego: el color del ardiente deseo y el calor.

Llega a un lugar – eso daba igual – donde la atmosfera grita: “Soy tu pecado…”, “Soy tu perdición…” Embelesada por el humo, el olor humano, se acerca a la barra y pide un tequila. El camarero la mira, la sonríe: “Empezamos fuerte, ¿eh? ¿Un mal día?” Se ríe para sí misma, no hay que ser mal educada, ni prepotente, pero ella lo era mucho…Era una mala mujer, era una femme fatale. Le sonríe tierna, mientras se bebe el chupito y le regala aquel vasito con la marca de sus labios. “Es lo único que te voy a regalar está noche”

La noche prosiguió, y entre aquel ambiente tórrido, caluroso, desinhibido…En definitiva, perfecto para ella y su libido, le encontró: un hombre de porte varonil, bobalicón y algo sobrio. Iba aprovecharse de él, iba manejarlo a su antojo, iba a jugar con él, a ser ella la dueña, la ama de la pasión y el deseo. Narcisistamente, le encantaba compararse con la propia Afrodita, aquella diosa del Olimpo capaz de engatusar y enloquecer a los hombres.

Se acerca. No tarda mucho en seducirle. En medio de la pista, le araña, le muerde, le besa, juega. Se ríe traviesamente. “Que mala eres, Mía”. La marca de sus labios está en el cuello de su camisa, en su cara, en sus labios… “Estoy casado”…” ¿Y ese es mi problema? A mí no me importa…aún no me has dicho que no quieres pasar un buenísimo rato conmigo, cariño…”.Vuelve a reírse.

El hombre ya en plena erección, no puede decirla que no. Al cabo de un rato, la lleva a un lujoso hotel de Gran Vía. Allí la ata, la amordaza. No tiene piedad con ella; no sabe lo que significa la sutileza. Pero aun así, Mía lo disfruta. Gime, grita, cada vez más alto, cada vez más excitada.

Culmina…

Mía sale de aquel hotel, volviéndose a pintar los labios. Era de día, y aún la Gran Vía estaba despierta, placida, enloquecida…

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Prejucios? Tonterias...


“¿Por qué me besas?”… “Me gustas”… “¡¿Desde cuándo?!”…” ¿Te alarmas? No entiendo por qué… ¿Es por qué soy mujer?”…

Edna besaba sus senos. Sus pezones estaban duros como piedras, puesto que le excitaba en el fondo la idea de que ella (piel canela, ojos verdes, pelo negro azabache y cuerpo de escándalo) besara, acariciara, comiera todo su dulce, pálido y delicado cuerpo.

La tumba en la cama, la tira del pelo, la calienta, la maneja, la desea…

La desnuda. Completamente; la desnuda. Pasa su cálida lengua por su vientre, por en medio de sus pechos, hasta llegar a su cuello; le lame los labios.

- No me mientas, estás tan excitada como yo, Lara.

- No hables y sigue, ¡Joder!

Edna sonríe. Se siente satisfecha de haber conseguido lo que quería: follársela. Hacía tiempo que deseaba su cuerpo, sus labios, su…Baja a por él. Lo tiene delante; lo sopla. Pasa la lengua por encima y lo besa, lo lame y luego, lo saborea. Le gusta su sabor, le gusta su manera de excitarse, le gusta ella.

Lara no pone pegas, además le encanta sentir como le inunda la boca a Edna. De repente, siente un placer insólito: Edna introduce sus dedos dentro de su vagina. Los agita con fervor dentro proporcionándole tal placer, tal gusto… La está amando con sus dedos. Para. Los saca despacio y húmedos de su interior y mirándola lasciva se los mete en la boca. Lara sonríe con una mano en la frente y sigue proporcionándose placer ella. Edna le aparta la mano bruscamente. Vuelve a introducir sus dedos ágiles en su vagina y su lengua no la perdona asentándose de manera rápida en su clítoris. Lara deja fluir todo en su boca, mientras respira agitada y satisfecha…

“PI, PI, PI, PI”

- ¡Joder, jodido despertador!

Lara se siente húmeda, se mira, se toca…sonríe divertida y piensa: “Sí, quiero follarme a Edna”

Sensaciones.

Olor a café recién hecho y aire fresco. Sonrisa en tus labios. Te despiertas. Y me pillas, observando.

Sábado por la mañana en esa casa pequeña de un barrio céntrico en Madrid. Nuestro sueño. Tortitas y risas en la mesa del comedor. Ventanas abiertas para ventilar el salón. Ruidos y olores en la calle. El sol colándose en nuestra cocina, pequeña, ordenada, transmitiendo alegría.

Reímos, bailamos una melodía recién inventada mientras recorremos la casa preparando todo para este nuevo día… Te cuelas en el cuarto de baño mientras me cepillo los dientes… ‘’Te cepillaba de otra manera, morena’’. Serás bobo… Me arrancas una sonrisa y la ropa. Me llevas en tus brazos hacia nuestra cama, como en aquella película… ¿Cómo se llamaba? Ah, sí, Oficial y Caballero

Me sueltas con delicadeza encima del colchón. Me miras y te sonrojas, porque sabes cuál es el siguiente paso que vas a dar. Acaricias mis piernas, de abajo a arriba… Sabes que me encanta… Deslizas con cuidado tus labios por mi cuello…

Un tirante de mi camisón resbala por mi hombro…

Y me haces el amor. Despacio, con dulzura, besándome en todo momento, haciéndome sentir como una princesa. Princesa de un caballero que viste vaqueros y camiseta de grupos genuinos del Rock. Aquel que me quita las medias con la boca. Aquel que aunque sean las cuatro de la mañana, esté con ojeras y sin peinar, me mira y me suelta: ’’Preciosa’’.

Aún no sé cómo ni por qué, pero sus caricias hacen que me ponga a mil por hora… Su lengua recorriendo mi piel, sus manos acariciando mis senos… Haciéndome sentir deseada.

Adoro los llamados polvetes mañaneros…