Besos en tu falda...

Bienvenidos a un blog en el cual si os gusta fantasear eróticamente o ponográficamente estáis en todo vuestro derecho, puesto que nosotras, desde la sensibilidad y la excitación de una mujer escribimos y creamos.

Esperemos que os guste y que disfrutéis soñando.

martes, 22 de marzo de 2011

¿Sueño o Deseo?

Sí, Paola era su nombre. Marco aún recordaba su nombre, su perfume, su mirada… Las fotografías que le sacó mientras ella dormía le ayudaban a recordar aquella tarde.

La conoció en el hall de aquel hotel francés. Se fijó en ella por su forma de vestir: sutil y elegante. Pensó que era francesa, porque una mujer así solo puede encontrarse allí.

Enfundada en ese vestido rojo de Channel, con ese perfume de sándalo embriagando toda la sala... Sus labios, rojos y brillantes, pronunciaban en un perfecto francés un gracias, señorita... a la recepcionista. Marco la siguió con su mirada y con sus deseos…’’Dios mío’’ pensó ‘’Es ese tipo de mujer que todo hombre quiere tener en su cama’’. Marco regresó a la realidad y miró su reloj. ‘’Mierda, llegaré tarde a la sesión’’.

Más tarde, en aquel estudio fotográfico de la importantísima Rue de Rivolí, Marco prepara el trípode de su Canon EOS-V1. Todo el estudio se encontraba decorado con cortinas y lámparas de tonos cálidos, con es cama en el centro de la habitación… ¿Qué tendría que fotografiar hoy? un anuncio de decoración, seguramente… o quizás uno de productos para mujeres… ¡puf!¡Qué Horror!. Desde muy pequeño le gustó la fotografía y, dedicarse a ello era un sueño. Pero su sueño era fotografiar cosas hermosas, bellas… no unas cuantas niñatas en bikini para un absurdo anuncio. Pero así es la vida… no todo iba a ser perfecto…

Entonces, apareció. Piel de chocolate con leche, dulce y sabrosa, se contoneaba por todo el estudio como una diosa caída del Olimpo. Sus ojos azules se posaron sobre Marco, teñidos por la picardía del momento y del lugar.

–‘’No sabía que los fotógrafos de esta revista fuerais así de guapos… Deberías sacarme otra cosa, aparte de fotografías…’’-

Y con estas palabras el corazón y el paquete de Marco se levantaron de golpe. Pam. Acción -Reacción.

Dejar la cámara en su trípode, olvidar el lugar donde se encontraba y arrancar la ropa a mordisco de Paola fue tarea fácil para Marco. La pasión era tal que no dejó hueco a los besos o caricias preliminares. Todo era lujuria en ese estudio. Todo eran movimientos pasionales iluminados por el flash repentino de cada fotografía allí tomada… Paola….cuantísimo deseo despertó en Marco… Sexo, desenfreno, pasión, lujuria, perversión… Y después, calma…sosiego…tranquilidad…

Después, tal como apareció, se marchó. No la volvió a ver más. Cada vez que Marco la recuerda, su sonrisa se tiñe de picardía... ''el mejor polvo de mi vida'' se dice a sí mismo... Sus piernas, su deseo, su cuerpo, su perfume… todo le envaucó, incluso su nombre… Paola… por tu culpa Marco nunca supo decir si aquel viaje fue por trabajo o por placer… pero lo peor de todo es que nunca sabrá si esta historia fue real o solo un mero sueño…

jueves, 10 de marzo de 2011

Golfa.

‘’Concreté
la fecha de mi muerte con Satán.
Le engañé
y ahora no hay quien me pare, ya los pies…’’
1

Entrar en este bar no fue tan mala idea…

Sus pensamientos pululan por el local como el humo de los porros que se están fumando allí, en esa esquina oscura…

Para esa noche se puso su camiseta negra de Extremoduro. Le encantaba la voz de Robe en su mente, a modo de voz en off, marcando la sintonía de su vida. Se sentía identificada con sus letras… ''Puta'', ''Golfa''… También sus letras le ayudaban en su día a día… ''Sucede'', ''Decidí''

Ese día se plantó su camiseta (recién cortada para pronunciar un escote de escándalo) y sus medias de encaje negras. No es el típico atuendo provocador de una femme fatale, pero eso a ella le daba igual. No buscaba seducir, simplemente buscaba sentir. Parecen dos conceptos parecidos, pero créeme, son totalmente distintos…

Entró y le buscó. Buscaba algún rastro de ese chaval lleno de piercing, tatuajes y cadenas que conoció hace meses en la facultad… Buscaba una conversación seguida de un revolcón de hola y adiós. Nada serio. Simplemente un polvo.

Le encontró. Allí, en la barra, bebiendo kalimotxo sin parar… Genial, borracho será más fácil. Se arregla un poco su larga melena negra y se acerca. Le mira y él la reconoce... y la besa. Quizás el alcohol, o quizás la música ensordecedora del local fue lo que provocó que se le resistiera tan poquito… Él le invita a salir de allí para fumar un pitillo y charlar…

¿Por qué será que todos estos locales de mala muerte se encuentran en algún callejón oscuro? Son ideales para intimar… Para acercarse… para desnudarse…

Joder, está más bueno de lo que ella se esperaba…

Una fuerza descontrolada, una pasión desbocada, se apodera de la situación. Y toca su torso, y se pone a tono… Y esa hebilla del pantalón, que cae si ofrecer oposición… Esa forma de morderme el cuello, de meterme de todo menos miedo… Y se excita, y se siente, y se encanta…

Mientras, suena en el local, sí; como si la observasen…suena su canción….

‘’Sola...
pensar que estaba sola y pensé:
¡joder! ¡Qué bien!
Nada
me para cuando empiezo a crecer
¡ahí voy, coger!
-¿Y por qué no sale sola?
-porque no le da la gana,
dice que si no se droga,
dice que no siente nada…’’2

Y entonces gimen, y se llegan, y se siguen llegando… Así es el sexo, ‘’hacer el amor’’ es una frase inventada, como el concepto del príncipe azul. Follar es otra cosa, es sudar, es gemir, es gritar, es un éxtasis…

1. ’’Jesucristo García’’ – Extremoduro.

2. ‘’Golfa’’ – Extremoduro.

Red Lips..


“Mujer felina, desinhibida…

Mujer con ganas, con rabia…”

Sale por la noche muerta de deseo… Un vestido negro de Channel, un perfume oloroso: J’ adore de Dior, unos zapatos finos, negros de charol, con una fantástica y llamativa suela en rojo…Les chaussures de la séduction…Su labial preferido en los labios: Russian Red.

La noche estaba cargada de luces en la Gran Vía: coches, gente, movimiento, ruido, alboroto… Es la calle de Madrid que nunca duerme. Es esa calle que huele a mujer, en sí, la Gran Vía es una poderosa, alta y esbelta mujer. Así era ella, como aquella infinita calle.

Anda sola, con paso firme. Sus piernas eran largas, blancas. Su pelo oleado, rubio cobrizo. Sus ojos azules ambarinos. Sus labios…¡Ay sus labios! Eran carnosos, sensuales, rosados, pero hoy estaban teñidos de un rojo apasionado.

¿Qué buscaba esta mujer misteriosa? ¿Una noche de amor de desenfrenado? Su mente se ríe al ver que piensa en la palabra <<amor>>. Ella no quiere amor, ella quiere pasión, sabanas enredadas en sus muñecas, en su boca, en su cuerpo. Una cama blanca, impoluta, pura, para que la imaginación vuele. Y esa cama de sabanas sedosas y blanca que habita en su imaginación, se convierta de color rojo: el color de la pasión; de color fuego: el color del ardiente deseo y el calor.

Llega a un lugar – eso daba igual – donde la atmosfera grita: “Soy tu pecado…”, “Soy tu perdición…” Embelesada por el humo, el olor humano, se acerca a la barra y pide un tequila. El camarero la mira, la sonríe: “Empezamos fuerte, ¿eh? ¿Un mal día?” Se ríe para sí misma, no hay que ser mal educada, ni prepotente, pero ella lo era mucho…Era una mala mujer, era una femme fatale. Le sonríe tierna, mientras se bebe el chupito y le regala aquel vasito con la marca de sus labios. “Es lo único que te voy a regalar está noche”

La noche prosiguió, y entre aquel ambiente tórrido, caluroso, desinhibido…En definitiva, perfecto para ella y su libido, le encontró: un hombre de porte varonil, bobalicón y algo sobrio. Iba aprovecharse de él, iba manejarlo a su antojo, iba a jugar con él, a ser ella la dueña, la ama de la pasión y el deseo. Narcisistamente, le encantaba compararse con la propia Afrodita, aquella diosa del Olimpo capaz de engatusar y enloquecer a los hombres.

Se acerca. No tarda mucho en seducirle. En medio de la pista, le araña, le muerde, le besa, juega. Se ríe traviesamente. “Que mala eres, Mía”. La marca de sus labios está en el cuello de su camisa, en su cara, en sus labios… “Estoy casado”…” ¿Y ese es mi problema? A mí no me importa…aún no me has dicho que no quieres pasar un buenísimo rato conmigo, cariño…”.Vuelve a reírse.

El hombre ya en plena erección, no puede decirla que no. Al cabo de un rato, la lleva a un lujoso hotel de Gran Vía. Allí la ata, la amordaza. No tiene piedad con ella; no sabe lo que significa la sutileza. Pero aun así, Mía lo disfruta. Gime, grita, cada vez más alto, cada vez más excitada.

Culmina…

Mía sale de aquel hotel, volviéndose a pintar los labios. Era de día, y aún la Gran Vía estaba despierta, placida, enloquecida…

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Prejucios? Tonterias...


“¿Por qué me besas?”… “Me gustas”… “¡¿Desde cuándo?!”…” ¿Te alarmas? No entiendo por qué… ¿Es por qué soy mujer?”…

Edna besaba sus senos. Sus pezones estaban duros como piedras, puesto que le excitaba en el fondo la idea de que ella (piel canela, ojos verdes, pelo negro azabache y cuerpo de escándalo) besara, acariciara, comiera todo su dulce, pálido y delicado cuerpo.

La tumba en la cama, la tira del pelo, la calienta, la maneja, la desea…

La desnuda. Completamente; la desnuda. Pasa su cálida lengua por su vientre, por en medio de sus pechos, hasta llegar a su cuello; le lame los labios.

- No me mientas, estás tan excitada como yo, Lara.

- No hables y sigue, ¡Joder!

Edna sonríe. Se siente satisfecha de haber conseguido lo que quería: follársela. Hacía tiempo que deseaba su cuerpo, sus labios, su…Baja a por él. Lo tiene delante; lo sopla. Pasa la lengua por encima y lo besa, lo lame y luego, lo saborea. Le gusta su sabor, le gusta su manera de excitarse, le gusta ella.

Lara no pone pegas, además le encanta sentir como le inunda la boca a Edna. De repente, siente un placer insólito: Edna introduce sus dedos dentro de su vagina. Los agita con fervor dentro proporcionándole tal placer, tal gusto… La está amando con sus dedos. Para. Los saca despacio y húmedos de su interior y mirándola lasciva se los mete en la boca. Lara sonríe con una mano en la frente y sigue proporcionándose placer ella. Edna le aparta la mano bruscamente. Vuelve a introducir sus dedos ágiles en su vagina y su lengua no la perdona asentándose de manera rápida en su clítoris. Lara deja fluir todo en su boca, mientras respira agitada y satisfecha…

“PI, PI, PI, PI”

- ¡Joder, jodido despertador!

Lara se siente húmeda, se mira, se toca…sonríe divertida y piensa: “Sí, quiero follarme a Edna”

Sensaciones.

Olor a café recién hecho y aire fresco. Sonrisa en tus labios. Te despiertas. Y me pillas, observando.

Sábado por la mañana en esa casa pequeña de un barrio céntrico en Madrid. Nuestro sueño. Tortitas y risas en la mesa del comedor. Ventanas abiertas para ventilar el salón. Ruidos y olores en la calle. El sol colándose en nuestra cocina, pequeña, ordenada, transmitiendo alegría.

Reímos, bailamos una melodía recién inventada mientras recorremos la casa preparando todo para este nuevo día… Te cuelas en el cuarto de baño mientras me cepillo los dientes… ‘’Te cepillaba de otra manera, morena’’. Serás bobo… Me arrancas una sonrisa y la ropa. Me llevas en tus brazos hacia nuestra cama, como en aquella película… ¿Cómo se llamaba? Ah, sí, Oficial y Caballero

Me sueltas con delicadeza encima del colchón. Me miras y te sonrojas, porque sabes cuál es el siguiente paso que vas a dar. Acaricias mis piernas, de abajo a arriba… Sabes que me encanta… Deslizas con cuidado tus labios por mi cuello…

Un tirante de mi camisón resbala por mi hombro…

Y me haces el amor. Despacio, con dulzura, besándome en todo momento, haciéndome sentir como una princesa. Princesa de un caballero que viste vaqueros y camiseta de grupos genuinos del Rock. Aquel que me quita las medias con la boca. Aquel que aunque sean las cuatro de la mañana, esté con ojeras y sin peinar, me mira y me suelta: ’’Preciosa’’.

Aún no sé cómo ni por qué, pero sus caricias hacen que me ponga a mil por hora… Su lengua recorriendo mi piel, sus manos acariciando mis senos… Haciéndome sentir deseada.

Adoro los llamados polvetes mañaneros…

martes, 8 de marzo de 2011

Tus besos: mi desnudo.

Era martes. Un martes cualquiera. Un poco nublado, aunque solo fuese en mi cabeza.

Eran las siete de la tarde, una hora estupenda para soñar despierta. Fue entonces cuando lo note.

Joder, era tu puto perfume, otra vez. ¿Qué narices haces en mi oficina? Me sonríes con esa maldita sonrisa perfecta que el destino o un dentista experimentado te concedió.

‘’Pasaba a saludarte y ver qué tal te va…’’ Me destrozaste el corazón, cabrón… ¿A ti qué te parece? Te devuelvo la sonrisa, más por compromiso que por cortesía.

Me miras, me piensas, me hipnotizas. Me invitas a tomar café, aunque sabes de sobra que lo odio. Excusa barata que te sirve para acercarte a mí. Para olerme, para verme, para volver a hacerme sentir feliz.

Una cosa lleva a la otra, o eso dicen. Dos cappuccino que endulzan la tarde y empiezan a anunciar la noche. De las risas pasas al recuerdo, del recuerdo a la melancolía. ‘’Te echo de menos, vida mía…’’ Cojonudo, tu apariencia de tipo duro es proporcionalmente inversa a tu habilidad para hacerme vomitar.

Jodida verborrea la tuya… tus palabras me engatusan. Yo ya tenía claro que no te quería más en mi vida y, ahora, vuelves. Han pasado solo unos cuantos meses desde que me dijiste au revoir Me costó sacar tu recuerdo de mi mente y tus camisas de mi armario…

Me besas y me pillas por sorpresa. ‘’Ven, quiero volverte a amar…’’ Y yo caigo como una tonta, quizá porque soy tonta al pensar en que ha llegado el día en que volverás a mi vida….

Más tarde, en aquel hostal, te dispones a acariciar mi cuello, desnudo y desprovisto de pañuelo alguno…bajas lentamente tus dedos por mis hombros descubiertos… me tocas, me mueves… me conmueves… Me masturbas con tus palabras, me perturbas con tus manos….

Me haces sentir, me haces disfrutar. Me haces gozar e incluso gritar. Adoro cuando te comportas como un animal, y como solamente lo haces en el ámbito carnal. Me tratas con sutileza y me extasías con dureza… Lo nuestro no es un amor puro, es sexo duro. Desnudada por tus besos, por tu piel y carne he sido follada… me dejas en la cama de ese hostal, me abandonas y te vas…

¿Y qué me queda? Lo único que me quedó en el momento de tu partida: el humo del cigarro de después y lencería fina debajo de esta cama que dejas vacía.

martes, 1 de marzo de 2011

Sexo y nada más

¿ Y si un día la lujuria llama a tu puerta?

Alessandra se abre camino entre la oscuridad de su casa. Eran ya las 2 menos veinte de la noche de un viernes, que a ella se le presentó frío y aburrido. Llamaron al timbre inesperadamente y pensó, como hubieramos pensando todos, que quién coño llamaba a su puerta aquella noche.

Era verano, así que ella llevaba unas braguitas negras deportivas y una camiseta de tirantes interior ajustada de color marron topo. Abrió y era él. Se avalanzó sobre ella, sin mediar palabra. La acariciaba y la besa sin dejarla hablar ni poder separarse de él. De hecho, cuanto más se esforzaba por quitárselo de encima más se excitaba él.

No comprendía qué pasaba, sólo que después de tanto esfuerzo se rindió y se dejo llevar por sus largos y lentos lametones en su cuello, sus caricias imprudentes por encima de su camisa y el roce de su pierna contra su intimidad.

La tumbó de una manera violenta en el sofa. La casa seguía oscura, pero él ya conocía bien su cuerpo. No paraba de rozarla, de excitarla, de lamerla y ella solo gemía suavemente. De repente, paró un momento; se colocó erguido encima de ella y le arrancó fácilmente la frágil camiseta interior. Alessandra en ese momento, tuvo que reconocer que estaba demasiado mojada como para decirle que no siguieras. Así le observo pidiéndole que le hiciera suya de una vez. Él comprendió su mirada. Comenzó a lamer su fino cuerpo pasando su lengua por el vientre y bajándole poco a poco esas braguitas, que muy sexys no eran, pero coño yo estaba durmiendo.

Terminó de desnudarla. La abrió las piernas y empezó a jugar con su entrepierna húmeda y cálidad. Alessandra comenzó a pensar que desde que lo dejaron no habia vuelto a sentir la lengua de otro hombre en su interior y se lo agradeció presionándole la cabeza contra ella. Paró un momento para desnudarse y siguió chupándola. Alessandra no podía más, y terminó con un gemido ahogado reconociendo la buena hazaña que había hecho.

Se sentó en el sofá, como un rey en su trono. Comenzó a acariciarsela mirándola, como pidiéndola que le devolviera el favor. Alessandra aceptó, y terminó con su cabeza sumergida en el gran miembro de él, que no lo recordaba tan grande. Cuando estaba apunto de culminar, el la levanto la cabeza, no con mucho cuidado, erguió su cuerpo; ella se sentía totalmente sumisa ante él y su virilidad escondida, que no sabía de donde acababa de emanar. Cuando la colocó de aquella manera, termino en su turgente pecho.

La tumbo en la mesa. Sin más se hundió en ella. No paró hasta que no le proporcionó otro orgasmo, que para ella fue uno de los mejores. Seguía impactada por la fuerza de sus embestidas, por las ganas irreconocibles de su manera de amarla. Aunque bueno en el fondo, o eso creía ella, que eso era sexo y nada más. Sexo, duro y puro.

Acabó la pasión, y una vez acabada, él se vistió y se dirigió hacia la puerta:
- ¿Y para esto me despiertas, Marco? - él rió, soltando un chulesco aire por la nariz- Sí, para eso te he despertado. Así es la ultima vez que te veo tan ardiente y desnuda. Es para no llevarme un mal recuerdo de esta ruptura.

Cerró la puerta y se fue como había venido.

La lujuria llamó a su puerta, y ella la abrió.