Besos en tu falda...

Bienvenidos a un blog en el cual si os gusta fantasear eróticamente o ponográficamente estáis en todo vuestro derecho, puesto que nosotras, desde la sensibilidad y la excitación de una mujer escribimos y creamos.

Esperemos que os guste y que disfrutéis soñando.

lunes, 4 de abril de 2011

Monique


¿Os acordais de Monique? Vamos, la que era la anfitriona de las fiestas...Por algo lo digo. La verdad que la tía se monta unas fiestas...Y sí, como monta la tía.

Quizá esta historia os interese más que la de Janet, pero será mas breve, puesto que esto fue un polvo sin más. ¡Y qué polvo, amigo, qué polvo...!

La conocí en una discoteca de estas en donde va todo tipo de gente, de todas las edades, colores, pintas, etc...La vi subida en la tarima dándolo todo con su amiga; provocando al personal como solo saben hacer dos amigas borrachas con la libido alta. Tenía que aprovecharlo, ¿no?

Ya os he dicho que Monique era una chica morena, sencilla, pero tenia un bonito cuerpo. De estos cuerpo que no tienen mucha curva pero que tienen un vientre plano en donde apetece aterrizar todo tipo de líquidos. No penséis mal: me refiero a cosas dulces como nata, sirope, caramelo...

Bueno, lo que os decía. Ella estaba allí con su amiga, provocando y levantando tiendas de campaña en las entrepiernas de los susodichos que miraban boquiabiertos y salidos a aquellas dos muchachas. Sí, había dos, y mira que me gustan los trios, pero me gustan aquellos en los que las dos muchachas se besan, se retozan, se tocan, se chupan...Y no creo que ellas, por muy borrachas y cachondas que quisieran poner al personal, iban a hacer un espectáculo lésbico para mi. Así que, me decanté por la morena: Monique.

Cuando bajó de la tarima, me acerqué sútilmente a ella entre todo el mogollón de babosines, y cual león que quiere a su leona, me puse a hacer un ritual al mas puro estilo Reyes de la Sabana (un documental de la dos que me tragué para quedarme dormido).

Monique se dejo hacer muy bien: unos besitos en su cuello, también unas pasaditas de lengua por su pequeñas y suaves orejas, y unos no tan inocentes mordiscos en sus labios...Mmh...¡Qué bien sabía su boca! Sabía a un cubata dulce, algo así como Ponche Caballero con Cola.

Después del pertinente zorreo, porque siento decirlo, pero aquí la sencilla Monique era un poquito gata mala de esas que araña, muerde, lame y toca con intensidad. La lleve a un hostalcito del centro. No era mucho, pero para follar, viene bien cualquier sitio. Podía haberselo hecho en aquellos baños que olían a rata muerta, pero en fin, preferia oler el aroma de su dulce y fresca colonia mezclado con el humo y el alcohol de su pelo y ropa.

La lleve al hostal, y mientras subiamos, sus manos se colaban en zonas insospechadas. Se ve que ella no era tan inexperta como Janet. Llegamos al hotel, y la empujé contra la cama. Ella me miró satisfecha, entonces pensé: ¿Quizá le vayan los juegos de sumision? ¡Y tanto qué sí! La amordace, la puse como a todos los hombres nos gusta ponerlas, y se lo hice sin piedad, sin miramientos. Ella no paraba de gemir, de gritar, de arquear su delicado y suave cuerpo...Tenía un tatuaje en la ingle...Se lo podía haber borrado de ahí de tantas veces que pasé mi lengua ansioso.

En fin, quedamos totalmente satisfechos después de terminar haciendonos sexo oral mutuo...Ay Monique...Que traviesa eres...

Y bueno, con esta tal Monique sólo hubo esta noche de desenfreno. Tampoco quería más...En realidad, soy un romántico, y me gustan más las mujeres tiernas. Pero una vez al año, una mujer salvaje, no hace daño...