Besos en tu falda...

Bienvenidos a un blog en el cual si os gusta fantasear eróticamente o ponográficamente estáis en todo vuestro derecho, puesto que nosotras, desde la sensibilidad y la excitación de una mujer escribimos y creamos.

Esperemos que os guste y que disfrutéis soñando.

lunes, 12 de agosto de 2013

Hola de nuevo

¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo estás? Yo echo de menos tus besos... Sí, tus besos. ¿Tú no recuerdas los míos? Pues los tuyos me atormentan y estremecen cada centímetro de mi cuerpo. Eran tan suaves a veces. Tus cálidos y rosados labios posándose en los míos, y yo dejándome llevar por ese sonido de silencio y locura, que me llevaba a otro lugar. Otros eran menos delicados, con un toque de picardia, sin llegar a ser violentos. ¿Te acuerdas? Cuando metía lentamente la punta de mi lengua en tu boca, tú ya sabías que iba a ocurrir, y me parabas, pero sabías perfectamente que querías: me querías a mi. Y yo seguía. Seguía besando tu boca, como si fuera una droga, como si nunca quisiera que parara ese frenesí, esa excitación comedida. Se hacían sonoros esos besos, y mientras te besaba, habían leves gemidos, y jadeos... Los recuerdo tan deliciosos... ¿Y cuándo la cosa iba tomando temperatura? ¿Aún no recuerdas? Yo sí. Te tiraba del pelo, o tú a mi, y tu lengua se entrelazaba con la mía por completo y jugaban a enredarse y la saliva empezaba a aumentar y conseguía mancharnos las bocas. Hasta que los besos se convertían en una coreografía descontrolada en la que ya no sabías donde poner tu mano, donde colocar tu lengua...Tu lengua... Tan mojada, tan suave, tan juguetona...La echo de menos. Y con ella toda tu boca: tus labios rosados, carnosos, grandes. Por echar de menos, echo de menos hasta tus dientes. Su manera de mordemer, de arañarme, de someterme. Me encantaba cuando te violentabas, eso indicaba excitación y yo me volvía presa de ti... Quiero volver a sentirme prisionera de todo eso. ¿Sabes una cosa? Sólo eran tus besos, solamente ellos los que conseguían ganar la batalla de mis emociones. Sólo ellos podían excitarme, simplemente con un beso tuyo tenías el control de mi mente y de mi cuerpo. No sé si deseo seguir sintiendo eso, pero aún así, cuando lo recuerdo se me dibuja una sonrisa. Vuelve a mi memoria todos aquellos momentos en los que nos fundiamos en un mismo cuerpo y jadeamos de placer, de mucho placer... Te deseo, por siempre tuya...