Besos en tu falda...

Bienvenidos a un blog en el cual si os gusta fantasear eróticamente o ponográficamente estáis en todo vuestro derecho, puesto que nosotras, desde la sensibilidad y la excitación de una mujer escribimos y creamos.

Esperemos que os guste y que disfrutéis soñando.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Veronica...


Verónica era una chica bastante atractiva. Su melena era de color negro azabache y larga; le llegaba un poco más abajo de la cintura. Sus piernas, al igual que su pelo, eran también muy largas, de esas piernas en las que estás encantado de perderte en ellas. Su piel era muy blanca, muchísimo, pero no un blanco enfermizo, sino un blanco vampiresco.

La conocí de compras, en una tienda bastante concurrida ( no voy a hacer publicidad, si me pagaran todavía ). El caso es que ella estaba mirando camisetas básicas de colores. Aquel día llevaba unos shorts vaqueros, puesto que hacia un calor infernal, y una camiseta corta blanca con un bonito estampado. En sus pies portaba unas cuñas negras que le hacían muchísimo más esbelta. Me acerqué a su lado. Era un poco estúpido ya que yo no me iba a comprar ropa de mujer, pero bueno, me acerqué. La miré de arriba abajo, recorriendo cada curva de su maravilloso cuerpo. Sus pechos sobresalían de su figura y siguiendo esa curva, se dibujaba un vientre plano, en el cual mi lengua quería jugar. Ella notó como la observaba, con ganas, con lujuria. Sonrió, y me hizo un gesto para que le acompañara a los probadores.

Se ve que a Verónica le ponía ese jueguecito de intercambiar roles así que me dijo que me hiciera pasar por su novio para así poder pasar con ella dentro. Yo acepte, a mi también me parecía interesante la idea. Entre con ella. Mientras tanto ella me enseñaba como le quedaba la ropa y yo pensando: "Si lo que quiero es quitarsela". Yo iba asintiendo y sonriendola, diciéndola que todo le sentaba de maravilla (¿Qué buen novio soy, verdad?). Miré a mi izquierda, donde se encontraba la chica que cuidaba los probadores. Cuando la vi despistada, aproveché y me metí con Verónica en el probador. La empotré contra el cristal y empece a besar su cuello, mientras que con mis manos recorría todo su cuerpo. Ella bajo sus manos por mi vientre y comenzó a acariciar mi miembro, que ya comenzaba a ponerse contento, por encima de los pantalones. Una vez ya calientes, empecé a quitarle los pantalones. Me agache y acaricié su entrepierna que ya estaba bastante húmeda, y la lamí por encima de sus braguitas, que eran bastante sexys.

Y en fin, que deciros, Verónica era fogosa, ardiente, traviesa, juguetona...Pero no fue de mis mejores polvos, pero evidentemente, lo disfrute muchísimo, porque el juego de roles ya me había excitado bastante. Terminamos aquella apasionada velada y cada uno siguió sus caminos.

FIN.

Vaya, ¿no pensareis que todo esto acaba con un simple, verdad? Igual si, porque no se que tipo de reflexión puede sacar uno de tener sexo esporádico cuando le apetece. Simplemente os digo que es bueno disfrutar del sexo sin compromiso; es divertido, es lujurioso, es sucio, es excitante, pero siempre es vacio. He replanteado buscarme una pareja, tener hijos, un perro...Vamos, una vida muy típica...¡No! En realidad, no. Sólo te digo: disfruta de tu cuerpo, es sólo tuyo. Y nadie tiene derecho a decir cómo o no tienes que vivir tu vida. Para ser feliz intenta siempre hacer lo que te gusta y cuando el cuerpo te lo pida. Sino lo haces así, acabaras sintiendote un fracasado o no vivirás en paz contigo mismo. En definitiva: el sexo es vida, señores.

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